Con una voz aún un poco débil, Papa Francisco ha lanzado a la Iglesia un mensaje muy fuerte. «Todavía tengo el resfriado y me cansa leer. Pero quisiera subrayar una cosa: es muy importante que haya este encuentro, este encuentro entre hombres y mujeres, porque hoy el peligro más feo es la ideología del género, que anula las diferencias». La Teoría de Género para Bergoglio ya no es una especie de conspiración de la derecha conservadora para desacreditar e impedir el progreso de las personas transgénero, sino un peligro real en el que él mismo insiste desde hace tiempo, al punto de haber pedido elaborar un documento cuya publicación parece inminente.
DOCUMENTO
«He pedido hacer estudios sobre esta fea ideología de nuestro tiempo, que borra las diferencias y hace todo igual; borrar la diferencia es borrar la humanidad. Hombre y mujer, en cambio, están en una fecunda «tensión». Recuerdo haber leído una novela a principios del siglo XX, escrita por el hijo del Arzobispo de Canterbury. La novela habla del futuro y es profética, porque muestra esta tendencia a borrar todas las diferencias. Es interesante leerla, si tienen tiempo léanla, porque allí están estos problemas de hoy; fue un profeta ese hombre» dijo el Papa a los participantes de un congreso sobre la antropología de las vocaciones.
EUROPA
La ideología de género que se está difundiendo rápidamente con cierto énfasis también desde las políticas de Bruselas - como ha denunciado Francisco durante su último viaje a Hungría - para la Iglesia sigue siendo algo alarmante, incorrecto y que corregir. Retomando el hilo del discurso y pidiendo elaborar un documento ha sido el cardenal sueco Anders Arborelius, punto de referencia a nivel europeo de una Iglesia decidida a actuar como barrera contra esta deriva. Hace dos años Arborelius había elaborado un escrito que luego fue firmado por las conferencias episcopales escandinavas. Se señalaba que solo la naturaleza, la biología determina los sexos de los individuos, y no tanto la cultura, a pesar de las corrientes inspiradas en la filósofa francesa Simone de Beauvoir que consideraba el femenino algo diseñado y definido por el hombre e impuesto a las mujeres. Famosa su frase: «ninguna mujer nace, se llega a serlo».
«Fundamentalmente, el ser humano sigue siendo siempre un ser humano, hombre o mujer que sea. Dios nos ha querido así» explicaba Arborelius. «Aunque el hombre y la mujer elijan un género diferente, siguen siendo como son». Hoy, sin embargo, «hay ideologías con las cuales - para la Iglesia - es muy difícil entrar en diálogo».
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