Papa Francisco y su reflexión sobre la acedia: una forma de morir antes de tiempo

Papa Francisco y su reflexión sobre la acedia: una forma de morir antes de tiempo
by Franca Giansoldati
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miércoles 14 febrero 2024, 14:27 - Última actualización: 16 febrero, 08:12

Los antiguos lo llamaban “acedia”; para la Iglesia es un pecado capital: «hoy este mal del alma» recuerda mucho a las descripciones del ámbito de la depresión: un dejarse ir progresivo, sentirse aplastado por un deseo de muerte inminente y en efecto la acedia «es un poco como morir por adelantado». El Papa Francisco continúa sus catequesis dedicadas a los pecados capitales y esta mañana vuelve a un tema que en estos diez años de pontificado ha aparecido a menudo: el lento colapso de muchos cristianos hacia la indiferencia a todo, el desapego, el desinterés por lo que les rodea hasta atenuar incluso su propia fe. Una especie de «depresión, tanto desde un punto de vista psicológico como filosófico. De hecho, para aquellos que están atrapados en la acedia - explicó - la vida pierde su significado, rezar se vuelve aburrido, cada batalla parece carecer de sentido. Incluso si en nuestra juventud hemos alimentado pasiones, ahora nos parecen ilógicas, sueños que no nos han hecho felices. Así que nos dejamos ir y la distracción, el no pensar, parecen las únicas salidas: quisiéramos estar atontados, tener la mente completamente vacía. Es un poco como morir por adelantado. Y es una tentación peligrosa».

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El deseo de muerte en estos contextos se hace urgente y quien cae víctima de ello acaba enfermando, sintiendo asco por la vida misma. «Una persona comienza a lamentar el tiempo que pasa, y la juventud que está irremediablemente atrás. La acedia se define como el “demonio del mediodía”: nos atrapa en medio del día, cuando el cansancio está en su punto máximo y las horas que tenemos por delante nos parecen monótonas, imposibles de vivir», predica el Papa frente a miles de fieles en el Aula Paulo VI.

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Francisco propone como remedio lo que él llama «la paciencia de la fe” que consiste en tener «el valor de permanecer y de acoger en mi “aquí y ahora”, en mi situación tal como es, la presencia de Dios (…) ¡Cuánta gente, presa de la acedia, movida por una inquietud sin rostro, ha abandonado estúpidamente el camino del bien que había emprendido!». Un camino de meditación y espiritualidad.

Ya en otras ocasiones el Papa Francisco había insistido en la fe y la espiritualidad como antídoto contra la depresión, las crisis de ansiedad, la peligrosa autoevaluación de uno mismo, la baja autoestima. Casi un camino terapéutico. Bergoglio siempre ha estado atento a la psicología y a la introspección o a cómo enfrentar los males oscuros de las personas. Él mismo, contó al principio de su pontificado, hace muchos años cuando era un joven sacerdote, durante un cierto período de tiempo, tuvo que recurrir a algunas sesiones con una psicoanalista freudiana, de religión judía, que le ayudó a salir de un período complicado.

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