Papa Francisco: Entre la fragilidad y la determinación

Papa Francisco: Entre la fragilidad y la determinación
by Franca Giansoldati
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domingo 24 marzo 2024, 15:10 - Última actualización: 15:36

A menudo bromea sobre el uso de la silla de ruedas, se disculpa si se siente fatigado por la mañana, hace chistes sobre su condición física, siempre logrando levantar el ánimo de sus interlocutores. «Todavía estoy vivo», ironiza Papa Francisco. Sin embargo, las preguntas se han acumulado durante meses y siempre son las mismas: ¿cómo está realmente el pontífice? La cuestión se ha vuelto evidente también durante la misa del Domingo de Ramos cuando renunció a leer (y a hacer leer) la homilía preparada para la ocasión.

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Desde que fue afectado por una grave forma de bronquitis, hace ya un par de meses, Bergoglio a menudo omite la lectura de discursos más largos, dejándola en manos de algún monseñor de la curia. La tos persistente se lo impediría. Esta mañana decidió cancelarla por completo en el último minuto, aunque al final del rito de las Palmas leyó algunas reflexiones sobre la guerra preparadas para después del Ángelus. Algunos sugieren que evidentemente quería acortar los tiempos de la solemne celebración para poder regresar a Santa Marta lo antes posible. Después de todo, dos horas al frío y al viento son quizás excesivas para un octogenario debilitado por los achaques de la edad y varias patologías previas.

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Hace tres años, Francisco se sometió en el Gemelli a una delicada operación abdominal, con la extirpación de 30 centímetros de intestino. Los médicos inmediatamente descartaron que se tratara de cáncer. El año siguiente tuvo que regresar al hospital por un laparocele encarcelado. Los médicos explicaron que se trataba de una vieja cicatriz de una operación hecha de joven. Desde el año pasado, el Papa ha comenzado a manifestar problemas respiratorios. También en este caso, los médicos descartaron lo peor, la neumonía. Sin embargo, es evidente para todos que, a pesar de la fuerza y la energía extraordinaria, Bergoglio es cada vez más frágil. Ha reducido un poco las audiencias, y por las tardes en Santa Marta se toma más tiempo para descansar o cuidarse.

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Los planes para el futuro cercano siguen siendo intensos: tiene la intención de realizar algunos viajes por Europa y este verano un largo recorrido entre Asia y Oceanía, enfrentando un vuelo de más de 26 horas. «Se gobierna con la cabeza y no con las rodillas», ha reiterado una vez más en su biografía recién publicada. Francisco no piensa en absoluto en renunciar y lo explica con el hecho de que el rol del pontífice es ad vitam. En el Vaticano nadie quiere tocar el tema de su salud, es un tabú, uno de los secretos mejor guardados, un tótem, pero después de todo los Papas siempre están bien hasta que no lo están, afirmaba Joaquín Navarro Valls, legendario portavoz de Juan Pablo II.

Las condiciones físicas de un pontífice siempre han sido materia muy delicada y top secret. No se trata de una mera cuestión de privacidad sino más bien una medida casi vital para el sistema eclesiástico útil para no alimentar rumores incontrolados de sucesiones iniciando maniobras pre cónclave ciertamente desestabilizadoras. El mismo Papa Bergoglio, dos meses después de la operación de colon, confió a un grupo de jesuitas que cuando estaba en el hospital sabía que había cardenales que lo querían muerto. La frase provocó una gran indignación general alimentando especulaciones sobre quiénes eran. La situación se resolvió con el tiempo, viendo que Papa Francisco continuaba llevando adelante su programa. Esta vez es solo evidente su dificultad respiratoria, quizás relacionada con un estado que se está cronificando, a juzgar por el esfuerzo con el que habla. Algunos sugieren que podría tener un enfisema pero siempre se queda en el terreno de las hipótesis.

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