La victoria de Letizia Petris en Gran Hermano: una historia de superación y amor familiar

La victoria de Letizia Petris en Gran Hermano: una historia de superación y amor familiar
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martes 2 abril 2024, 10:20 - Última actualización: 10:23

La victoria de la última edición de Gran Hermano para Letizia Petris es un premio a su vida. Una historia complicada, con una infancia vivida en la comunidad de San Patrignano. Una historia no muy distinta a la contada también por Andrea Delogu, quien, al igual que Letizia, creció en la obra de Vincenzo Muccioli.

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Los padres

En Verissimo, a Silvia Toffanin, Letizia contó su historia con un poco de emoción. «Mi madre tenía 17 años, mi padre 25. Entre ellos fue amor a primera vista: mi madre acababa de entrar, tenía que seguir un camino más largo. Mi padre, por otro lado, ya había estado allí por mucho tiempo. Él la esperó y nació un amor más allá de todo límite, un amor absurdo». Y la chica, saliendo de la Casa como ganadora, cuenta que «hasta los 14-15 años viví mi vida en la comunidad. Mi madre era muy protectora conmigo. Ella empezó a usar drogas muy joven. Me mantuvo encerrada en la comunidad porque no me dejaba salir de casa: tenía miedo de que yo cometiera los errores que ella había hecho». Pero un día, frente a la vida real, llegaron las crisis de ansiedad, los primeros ataques de pánico. Inevitable.

La madre y la heroína

Su madre se llama Sara Ronconi, quien conoció el mal de la heroína. Una madre que permaneció vinculada a la comunidad, al igual que su padre Osvaldo, que trabajó allí, hasta que murió. Un golpe al corazón. Murió joven, en 2020, cuando Letizia tenía veinte años. Una muerte muy rápida, por una leucemia fulminante. Una muerte que dejó huella entre la depresión y el miedo de no superarlo. Pero «hoy mi madre es mi mejor amiga. Recuperamos nuestra relación cuando falleció papá...».

Un padre siempre positivo cuenta aún. «Yo amaba a mi padre más que a nada en el mundo. Hoy estoy segura de que él está aquí con nosotros, con Vincenzo Muccioli, Gianmarco Moratti y querría que levantáramos la cabeza, llenáramos el corazón y nos tomáramos de la mano para seguir nuestro camino. Amaba mucho a todos los chicos que salvó y a los que hubiera querido salvar... habría hecho cualquier cosa. Mi padre siempre decía “fuerza y coraje, que es un mal pasajero”».

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