No se considera demasiado bueno, sino simplemente «normal». Para Jannik Sinner ceder el paraguas a la recogepelotas, dar agua a una espectadora, jugar al fútbol con un niño no es nada fuera de lo común, sino que forma parte de su manera de vivir. Solo que ahora, al grabarlo, hay muchas más cámaras que antes.
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La "normalidad de Sinner"
Es un chico normal Jannik Sinner. A pesar de haberse convertido en el tenista número 2 del mundo, solo superado por Novak Djokovic, el joven de 22 años del Alto Adigio sigue llevando su vida de siempre, solo que con algunas cámaras más. En una entrevista con el "Corriere della Sera", el tenista contó cómo su vida no ha cambiado, a pesar de los últimos éxitos y la fama conseguida. Y sobre la "narrativa bondadosa de libro de corazón" - entre gestos cariñosos en la cancha y con los fans - confesó: «Bueno, quizás se ha ido un poco más allá. Para mí, me pareció hacer cosas normales: ves a alguien que no está bien, lo ayudas; encuentras a un niño, hay una pelota, juegas un poco. Ni siquiera lo pienso. Es mi manera de vivir. En la cancha soy serio, hago mis rituales, pero después del partido me gusta bromear. Yo soy así, siempre he sido así: la diferencia es que ahora tengo más cámaras encima, más atención. Y todo se amplifica. Pero no exageremos, vamos».
Se define como un chico como los demás el altoatesino, con los mismos defectos que los de su edad, con las mismas rabietas, con los mismos sueños, con los mismos errores de vez en cuando. Lo que ha cambiado en los últimos meses no ha sido mucho, excepto la altura - «He crecido en altura: 1,92/1,93, no más el 1,88 que reporta el sitio de la ATP» -, los músculos y la táctica. Sí porque Jannik Sinner dice haber crecido especialmente desde ese punto de vista: «Ahora puedo jugar sin pensar tanto, todo viene más natural. Pensar quita fluidez. Pero para lograrlo debes poder confiar en tu físico y en ciertos golpes, que antes no me salían bien. En el gimnasio solo yo y mi equipo sabemos cuánto trabajo hago: el resultado es que estoy bien, he jugado todo el 2023, y hasta aquí, sin tener problemas. Y también cuando estoy cansado, me recupero más rápido».
La importancia de la familia
Para Jannik Sinner también ha sido importante el vínculo con la familia: «No cambiará nada: mi mamá sigue sin ver los partidos porque se pone nerviosa, y si la llamo a menudo no responde porque está ocupada. Mi hermano trabaja, por lo tanto, no puede seguirme. En Indian Wells invité a mi mejor amigo: me alegró que viniera porque pudo ver cómo funcionan mi mundo y mi vida. Vio que, gane o pierda, sigo siendo el mismo Jannik que conoció en la escuela. Me importa mantener cerca a las personas a quienes quiero mucho. Ganar tiene su peso, pero lo más importante son los afectos. Cuando era pequeño y mis padres volvían de un día de duro trabajo, de todos modos sonreían».
Los próximos proyectos
Entre los próximos objetivos del tenista, Wimbledon, Roma y París entre Roland Garros y Olimpiadas. «¿Qué me intriga de las Olimpiadas? La atmósfera, el hecho de que solo ocurre cada cuatro años, la compartición, conocer a otros atletas. Me gustaría ir al estadio a ver el atletismo. En Tokio, hace tres años, no me sentí listo pero ahora todo ha cambiado». Sin embargo, no se ve como abanderado de Italia: «Según yo, es justo que lo haga un atleta que ya ha ganado una medalla de oro. Para mí será la primera vez en los Juegos, siento que he dado un buen paso adelante al tenis italiano junto con los otros azules, pero honestamente la bandera debe llevarla quien basa su carrera en las Olimpiadas. Luego si quieren dármela, yo estoy feliz pero como tenista tengo los cuatro Grand Slam, los nueve Masters 1000, la Copa Davis. Para mí la Olimpiada es un torneo más. Para otros es el torneo», concluyó Jannik Sinner.
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