El tormento de una mujer en prisión en Hungría: acusada de agresión y sometida a condiciones inhumanas

«Mi hija fue torturada durante 35 días, la dejaron con ropa sucia que le entregaron en la comisaría, estuvo ocho días en una celda de aislamiento sin papel higiénico, jabón y tampones. Y en esos días también tuvo su período». Así le dijo a Quarta Repubblica Roberto Salis, padre de Ilaria, la mujer detenida en Hungría acusada de haber agredido a dos militantes de extrema derecha.

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«Antes de que la embajada pudiera entregar un paquete que ya estaba disponible desde hace bastante tiempo, pasaron 35 días, en los que mi hija tuvo que usar una de las prendas de ropa que llevaba para secarse después de la ducha porque no tenía una toalla disponible». Salis vio a su hija por última vez antes de hoy «el 26 de noviembre».

«Me enteré de estas condiciones a las que estaba sometida cada vez que iba a la audiencia el 12 de octubre, porque recibimos una carta de Ilaria dirigida a sus abogados y que fue enviada a la embajada. Esta carta contenía estas declaraciones que yo lamentablemente ignoraba», explica. «Estos tratos inhumanos ocurrieron hasta que vimos esta carta - agrega Salis - Pudimos presenciar esta escena inadmisible por primera vez hoy». Roberto Salis ha contado «al menos cuatro audiencias, probablemente son cinco, en las que los empleados de la embajada fueron a ver» a Ilaria Salis, en las que «fue tratada exactamente de la misma manera - agrega - y durante cinco veces no levantaron un dedo. Solo lo hicieron cuando finalmente pude llevar a un equipo de televisión hoy».

La ira

Para Roberto Salis, «la embajada no ha trabajado bien». El martes pasado, le cuenta a Quarta Repubblica, fue «recibido por el ministro Nordio». «Tuvimos una conversación, establecimos una estrategia para intentar llevar a Ilaria a casa - continúa - Hay algunas inconsistencias pero ese es el camino correcto. Si se quieren resolver estos problemas no se puede seguir pasando la pelota de un lado a otro, se necesita crear un equipo de personas que tengan la autoridad para decidir y llevar a cabo las acciones necesarias». «Ahora el tiempo de las charlas debe terminar y debemos pasar al tiempo de los hechos», concluye Salis.