Hay una nueva dirección de correo electrónico que ya está en el centro de monitoreo, atención y ansiedad. Es el último golpe a la corrupción interna del Papa Francisco, la más difícil de identificar, ubicada entre los pliegues de la administración y los muchos huertos donde se podrían cometer abusos de poder y otros delitos administrativos. Desde hace unos días, en la dirección segnalazionianomalie@urg.va, cualquiera puede enviar al Oficina del Revisor General informes, siempre que estén acompañados de indicaciones de hechos o circunstancias potencialmente penalmente relevantes. Se excluyen aquellos en forma anónima. La medida deseada por el Papa Francisco tiene como objetivo sacar a la luz 'anomalías en el uso o asignación de recursos financieros o materiales; irregularidades en la concesión de contratos o en la realización de transacciones o enajenaciones; actos de corrupción o fraude'.
Desde los porteros de los edificios, hasta los simples obreros, desde los funcionarios, hasta los altos cargos. Ningún trabajador o empleado en la curia está excluido de la posibilidad de convertirse en 'whisterblower', autor de filtraciones capaces de llegar a las manzanas podridas. Desde que el Papa fue elegido, la guerra contra la corrupción ha sido una constante y este movimiento ciertamente va en esa dirección. 'Por lo tanto, los informes pueden referirse a comportamientos inapropiados que representan una amenaza o un daño al bien común. Entre estos comportamientos pueden incluirse, a modo de ejemplo y no de manera exhaustiva: irregularidades contables, declaraciones falsas; así como comportamientos destinados a obstaculizar la presentación de informes, violar las obligaciones de secreto de oficina o discriminar al denunciante', se lee en el texto.
No solo eso. 'La información reportada puede referirse a hechos ocurridos o de probable verificación'. Además, debe haber buenas razones 'a la luz de las circunstancias y la información disponible en el momento del informe, que los hechos que se informan son verdaderos'. Sin embargo, las filtraciones excluyen aspectos personales, comportamientos inmorales o reclamaciones que caen dentro de las relaciones laborales entre subordinados y superiores.
Los autores de las filtraciones tienen la seguridad de permanecer anónimos y protegidos. 'La identidad de la persona que hace un informe solo puede ser revelada a la Autoridad Judicial del Vaticano cuando esta última, con una decisión motivada, afirme la necesidad de investigar o de actividad judicial'. El Vaticano ha aclarado que la práctica de filtraciones está regularmente prevista por los procedimientos de la ONU, en particular por la Convención de la ONU contra la Corrupción a la que la Santa Sede se adhirió en 2016.
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