El caso Rupnik estalla de nuevo, creando más desorientación. Mientras se llevan a cabo intensos debates en varias conferencias episcopales sobre si destruir o no las obras de arte sacro del ex jesuita abusador en serie, acusado repetidamente por decenas de mujeres y por ello ya excomulgado por el Dicasterio de la Fe, aunque misteriosamente rehabilitado (los malintencionados afirman que fue el pontífice su amigo), el Vaticano ha publicado de todos modos estos días un folleto usando sus cuadros como instrumento de catequesis mundial. Las imágenes de Rupnik se utilizaron para el calendario litúrgico de marzo a pesar de que las víctimas han hecho saber que cualquier signo de rehabilitación, incluso el más pequeño, es un golpe para ellas.
El padre Marko Rupnik es un ex jesuita muy famoso y rico gracias a su larga actividad como artista y mosaista, amigo de cardenales e incluso del Papa Francisco. Fue expulsado de la orden de los Jesuitas por ser reconocido responsable de múltiples abusos sexuales a religiosas. Posteriormente logró - no se sabe bien cómo - anular un decreto de excomunión impuesto por el Dicasterio de la Fe, permanecer como sacerdote (aunque ya no perteneciente a la orden fundada por San Ignacio) y ser incardinado en una diócesis eslovena que dijo desconocer el pasado procesal canónico del padre Marko Rupnik. Incluso el gobierno esloveno del Primer Ministro Robert Golob reaccionó con dureza a la decisión de la diócesis de Capodistria de acoger entre el clero - bajo la guía del obispo Jurij Bizjak - a Marko Rupnik, quien gracias a este paso podría reanudar normalmente su ministerio sacerdotal.
El Papa, ante el clamor del caso, decidió hace unos meses hacer que el Dicasterio de la Fe volviera a examinar el caso. Con un comunicado, Bergoglio informaba de que había 'decidido derogar la prescripción para permitir la celebración de un juicio'.
En el Vaticano, el asunto es fuente de vergüenza y silencio. Hace tiempo, la Comisión Pontificia para la Protección de Menores escribió una carta a todas las presuntas víctimas de Rupnik: 'El motivo de este correo electrónico es compartir la preocupación sobre el trato que las víctimas han recibido durante un proceso que sabemos ha sido extremadamente doloroso y frustrante para ustedes, para sus familias, para sus seres queridos y para una parte importante de la Iglesia, en lo que respecta a la escucha, la investigación, el seguimiento, el apoyo y la comunicación que se les ha proporcionado'.
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El jesuita Johan Verschueren, en nombre de los Jesuitas, habló con el obispo de Capodistria, Bizjak, después de enterarse de que había sido incardinado en Eslovenia. 'Escribí una carta exhaustiva al obispo sobre la situación y las muchas denuncias o casos que estábamos enfrentando, y le pregunté si había mantenido su posición, tendiente a incardinar a Rupnik, después de haber sido informado', dijo Verschueren en un correo electrónico a Associated Press. Verschueren se refería a la única sanción canónica sufrida por Rupnik después de un veredicto de culpabilidad: la famosa excomunión de 2020 por haber usado el confesionario absolvendo a una mujer con la que había tenido relaciones sexuales. Pero en defensa de Rupnik han intervenido en varios momentos y en diversos grados varios cardenales. Por ejemplo, Angelo De Donatis, vicario de Roma, que incluso ha puesto en duda el único castigo del Vaticano en 2020.
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