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Desde el cine hasta las dietas, pasando por la relación con Terence Hill, Giuseppe Pedersoli, hijo de Bud Spencer, recordó a su padre en una larga entrevista, revelando anécdotas y repasando los momentos más importantes de una larga carrera entre cine, deporte y música.
La entrevista
Actor, director, deportista, músico e incluso piloto.
Luego está la relación con Terence Hill, con quien no sabía cómo llevarse: «Papá lo llamaba Mario, el único que podía hacerlo, él Carlo. Fuera del set eran dos grandes tímidos que no sabían bien cómo llevarse. Terence es bueno y amable, pero muy introvertido. Y luego, cuando no trabajaba, vivía en los Estados Unidos. Habrán salido a cenar juntos tres veces en su vida. De vez en cuando venía a nuestra casa para la espaguetada de mamá. En la escena, sin embargo, se transformaban, entre ellos había una emoción real, se creaba una armonía perfecta».
Además de Terence Hill, había otra cosa con la que Bud Spencer no podía llevarse: las dietas. «Siempre comenzaba con una carga de espaguetis, aceite y tomates. Una vez los condimentó con cereales. Su caravana estaba llena, cocinaba la costurera Ida. Si le hacías dos kg de pasta, podía comerlos todos. Fue a Messegué, en Suiza. Le presentaron una bandeja con dos peras cocidas. Entonces saltó por la ventana del primer piso y escapó a la rosticería. La segunda vez le hicieron pagar diez días por adelantado, resistió dos. La famosa noche de Italia-Alemania 4 a 3, con el productor Italo Zingarelli, también de 180 kilos, se comieron 60 albóndigas y no sé cuántos filetes de bacalao», concluyó el hijo Giuseppe Pedersoli.
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