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Si ayer Papa Francisco quiso enviar una carta abierta a los judíos de Israel para recordar que el antisemitismo es un pecado a los ojos de Dios y para subrayar que en su corazón ocupan un lugar especial junto a los palestinos, hoy ha enviado un mensaje a los Emiratos Árabes Unidos para recordar la firma del documento sobre la Fraternidad Humana firmado hace cinco años en Abu Dhabi en presencia del presidente el jeque Al Zayed y del Imam Al Tayyeb de El Cairo. Desde entonces, cada año se celebra puntualmente la ceremonia para otorgar un premio a tres personalidades destacadas que han destacado en la construcción de puentes de diálogo. El Premio Zayed de este año ha sido otorgado a las Organizaciones Nahdlatul Ulama y Muhammadiyah de Indonesia, al doctor Magdi Yacoub de Egipto y a la hermana Nelly Leon de Chile.
Francisco en el texto enviado lamenta en el mundo «los efectos de una ausencia de solidaridad fraterna» causada por la destrucción ambiental y la degradación social, condena «las sombras oscuras de la injusticia, del odio y de la guerra hacia la luminosidad de una comunidad mundial marcada por esos valores que vemos manifestarse en los diversos esfuerzos de los premiados de este año.
En el documento firmado hace cinco años se destacaba el camino común que musulmanes y católicos tienen la intención de recorrer para desactivar la llamada tercera guerra mundial en pedazos. En un pasaje de ese documento se hace referencia también al terrorismo, pero sin mencionar nunca de qué parte proviene: «El execrable terrorismo que amenaza la seguridad de las personas, tanto en Oriente como en Occidente, tanto en el Norte como en el Sur, sembrando pánico, terror y pesimismo, no se debe a la religión - aunque los terroristas la instrumentalizan - sino a las acumuladas interpretaciones erróneas de los textos religiosos, a las políticas de hambre, de pobreza, de injusticia, de opresión, de arrogancia; por eso es necesario interrumpir el apoyo a los movimientos terroristas a través del suministro de dinero, de armas, de planes o justificaciones e incluso de la cobertura mediática, y considerar todo esto como crímenes internacionales que amenazan la seguridad y la paz mundial. Es necesario condenar tal terrorismo en todas sus formas y manifestaciones.»
Il Messaggero