Las salvas en el Vaticano esta vez provienen del Patriarcado de Moscú que va a demoler el documento papal con el cual fueron recientemente legitimadas las bendiciones a las parejas gay. «Una práctica ciertamente no cristiana», un «documento peligroso». El Papa Francisco y sus colaboradores orientados a conceder señales de misericordia concretas a las personas del mismo sexo continúan enfrentando una oposición subyacente, recientemente culminada en una serie de amotinamientos por parte de episcopados enteros decididos a no implementar las directrices promovidas por el Dicasterio de la Fe. A tres meses de la publicación del texto, los conflictos subterráneos persisten, afectando también las relaciones ecuménicas y los opositores católicos de la bendición a los gay han recibido nada menos que el apoyo de Moscú: el Patriarca Kirill está convencido de que el camino tomado contradice las normas cristianas y la palabra de Dios. Una situación tan caótica para un documento papal no se recordaba.
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MUROS
La Iglesia ortodoxa rusa (que ya definía al Occidente permeado por el Mal debido a la persistente destrucción de la familia tradicional formada por un hombre y una mujer) continúa así bombardeando masivamente la Declaración publicada por la Iglesia católica en diciembre. El presidente de la comisión bíblico-teológica del Patriarcado de Moscú, el metropolitano Hilarion, después de haber estudiado y analizado a fondo el documento "Fiducia supplicans", ha confiado a la agencia rusa Ria Novosti, un juicio muy crítico: «Es un alejamiento muy serio de las normas morales cristianas». Además «todo esto no puede sino ser percibido como una señal muy peligrosa, una concesión por parte de la liderazgo de la Iglesia católica a esos círculos liberales que están tratando de dictar su agenda al mundo cristiano».
La comisión teológica encargada por el Patriarca Kirill (el mismo que bendice las bombas contra Kiev) ha llegado a la conclusión de que «las Sagradas Escrituras no pueden justificar de ninguna manera esta nueva práctica». Además, la comisión ha señalado que en el texto emitido por Papa Bergoglio ni siquiera se dice claramente que las parejas gay deberían convertirse y cambiar radicalmente su estilo de vida.
Papa Francisco en estos meses ha tenido que intervenir varias veces para calmar los ánimos, repitiendo que la bendición se da al individuo gay y no a la pareja. También ha sido publicado por el Dicasterio de la Fe una especie de manual para explicar concretamente cómo deben realizarse estos signos: las bendiciones no deben durar más de 10-15 segundos, prácticamente menos de lo que se tarda en rezar un Padre Nuestro o un Gloria. Además, para evitar confusión con el sacramento del matrimonio, la bendición no puede ser alojada durante una celebración litúrgica ni tampoco llevarse a cabo en la iglesia o frente al altar para no originar confusión. El Vaticano subraya además que las bendiciones no aprueban ni justifican la situación de pecado en la que se encuentran las personas interesadas. Sin embargo, a pesar de las distinciones, ese documento ha desencadenado un debate muy acalorado que no muestra signos de apaciguarse. Mientras tanto, todos los obispos de África se han opuesto y no tienen intención de seguir las indicaciones vaticanas.
FRANCISCO
El Papa para apaciguar las polémicas también ha hecho notar que «nadie se escandaliza si se bendice a un empresario que explota a la gente que es un pecado gravísimo, mientras que ocurre si se trata de un homosexual. Es hipocresía. El corazón del documento es la acogida» sin embargo las contestaciones continúan. Esta vez llegan desde Moscú y podrían asestar un golpe negativo adicional a las ya comprometidas relaciones ecuménicas. La relación entre el Patriarca Kirill y Francisco es compleja y difícil también debido a la guerra en Ucrania y a la posición de la Iglesia Greco Católica en Kiev. Si en 2016 Bergoglio y Kirill se encontraron en La Habana, Cuba, para firmar un documento histórico, hoy las comunicaciones se limitan a los deseos para las festividades solemnes y a algunos mensajes de cortesía a través de eclesiásticos de confianza.
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