Reflexiones sobre la Primera Confesión y el Riesgo de Abusos en la Iglesia

Reflexiones sobre la Primera Confesión y el Riesgo de Abusos en la Iglesia
by Franca Giansoldati
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miércoles 20 marzo 2024, 18:49

Incluso las confesiones de los niños no están exentas del riesgo de potenciales abusos sexuales porque en el confesionario se podrían insinuar comportamientos manipulativos o vínculos ambiguos. Se trata de una reflexión impactante que se está abriendo camino en las comunidades católicas alemanas al punto que en la diócesis de Friburgo, en Alemania, una comisión encargada de ocuparse de los abusos, ha sacado a la luz el problema, pidiendo que se dejen de lado las confesiones de los más pequeños, y posponiéndolas a una edad más adulta. Según la agencia católica KNA, el estudio de la diócesis ha mostrado que la administración de ese sacramento a los niños de la primera comunión podría ser un “punto de iniciación para los abusos sexuales”, por lo tanto, la recomendación de la comisión es abandonarlo. Una medida prudente. A causa de la estrecha relación entre el niño y el sacerdote, la situación que se crea podría “abrir la posibilidad de un comportamiento manipulativo hacia los niños y menores al punto de violar sus límites”.

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Los expertos han pedido que los niños de 7 y 8 años no sean más invitados a su primera confesión. Mucho más sensato, escriben, esperar a que tengan 15 o 16 años. Las motivaciones desarrolladas por los psicólogos se basan en el hecho de que los pequeños a esa edad difícilmente ya tienen una visión consciente de la culpa y del pecado. La arquidiócesis de Friburgo ha sido así llamada a tomar medidas y, eventualmente, a proveer nuevos reglamentos.

La confesión o sacramento de la penitencia, para la Iglesia, tiene un enorme significado. Durante la confesión, los creyentes revelan sus errores y expresan su arrepentimiento mientras el sacerdote absuelve al creyente de los pecados en nombre de Dios. El sacerdote está luego obligado al secreto absoluto por el sello de la confesión.

Papa Francisco ha animado frecuentemente a los sacerdotes a ser indulgentes, misericordiosos y a perdonar todo. “Por favor, hermanos, perdonen todo, perdonen siempre, sin meter demasiado el dedo en la conciencia; dejen que la gente diga sus cosas y ustedes reciban eso como Jesús, con la caricia de su mirada, con el silencio de su comprensión. Por favor, el sacramento de la confesión no es para torturar, sino para dar paz. Perdonen todo, como Dios les perdonará todo a ustedes. Todo, todo, todo”.

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