Papa Francisco y su mensaje de paz frente a los conflictos globales

«Aseguro mi oración por las víctimas del vil atentado terrorista perpetrado en Moscú, que el Señor los acoja en paz y consuele a las familias y convierta los corazones de aquellos que protegen y organizan estas acciones que ofenden a Dios quien ha ordenado no matar». Papa Francisco en la Plaza de San Pedro concluyó con estas palabras la celebración del Domingo de Ramos. Antes, durante la misa, los fieles habían orado por los gobernantes «llamados a cultivar la paz y el bien de los pueblos para que sepan superar todo conflicto con el diálogo y el respeto mutuo». Papa Francisco fatigado El cielo por toda la mañana estuvo lleno de nubes movidas continuamente por el viento, aunque de vez en cuando se abrían dejando filtrar el azul. El atrio de la basílica estaba un derroche de flores, con pilas de ramitas de olivo llegadas desde Sanremo listas para ser distribuidas a la gente, sin embargo, sobre la celebración de este año pesan eventos y noticias terribles. Ucrania agotada por dos años de agresión rusa, el Medio Oriente destrozado con la guerra en Gaza, Israel bajo los cohetes de Hamas, de Hezbollah, sin contar los bombardeos en Siria, en Yemen, los enfrentamientos en Sudán y por último, en orden cronológico, el atentado de Isis en Moscú, señal que el extremismo islámico más feroz continúa reclutando adeptos contra los cristianos y Occidente. Papa Francisco sentado en su silla, un poco fatigado, decidió no dar lectura a la larga homilía que había hecho preparar, ni de confiarla a un sacerdote vaticano como últimamente hace debido a la tos que lo atormenta. Sin embargo, al final leyó algunos folios del Ángelus subrayando que solo Jesús «nos puede liberar del odio, de la violencia porque él es la misericordia y el perdón de los pecados». Recordó luego a aquellos que sufren por las guerras, comenzando por la «martirizada Ucrania donde mucha gente se encuentra sin electricidad debido a los intensos ataques a las infraestructuras. Ataques que además de sufrimiento conllevan el riesgo de una catástrofe humanitaria con consecuencias aún peores». Finalmente, el pensamiento voló a Gaza «que sufre tanto y a otros lugares de conflicto». El texto de la homilía que había hecho elaborar y que no ha leído durante la misa hablaba de «los cortocircuitos del odio que hacen retroceder a la humanidad» enfatizando que la misión de los creyentes es de testimoniar siempre la salvación de Jesús. Insistía luego en la necesidad de no dejarse adormecer por la indiferencia, de no dejarnos sobrepasar por la impaciencia, sino de velar en los Getsemanís de la humanidad, «conscientes de que la espada no resuelve nada; no mejora nada y empeora todo». El solemne rito como tradición fue precedido por una procesión, luego se leyó el Evangelio que narra la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén con el inicio de su destino hasta la crucifixión.