Papa Francisco y la reflexión íntima de la Via Crucis

Papa Francisco y la reflexión íntima de la Via Crucis
by Franca Giansoldati
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sábado 30 marzo 2024, 11:52 - Última actualización: 15:00
Los ochenta y siete años que pesan, la energía que al final del día es siempre más reducida y las evidentes dificultades respiratorias han obligado a dar un paso atrás a Papa Francisco en la Via Crucis. Esta mañana su agenda ha sido vaciada de compromisos oficiales para permitirle recuperar todas las energías necesarias para enfrentar una de las liturgias más largas: la Vigilia Pascual. Mientras tanto, el Vaticano no ha querido difundir ningún boletín médico sobre su condición, aunque ha confirmado que esta noche no faltará en la basílica de San Pedro para la vigilia. La misa no durará menos de dos horas tanto es rica de momentos simbólicos como el encendido del fuego en el atrio de la basílica, el canto del Exultet y los bautismos. Las imágenes de la Via Crucis en el Coliseo de anoche dejarán impresas algunas imágenes. Una entre todas: cuando el trono papal era llevado lejos al Palatino por dos sirvientes bajo la mirada asombrada del alcalde Gualtieri llegado expresamente para el evento religioso. El shock fue general. Aún son palpables las impresiones dejadas por las meditaciones leídas anoche. Fueron escritas de puño y letra por Francisco, una novedad absoluta. A través de una lírica intensa e intimista acompañó todas las estaciones de la Via Crucis con composiciones inspiradas en los pasos del Evangelio. Francisco estructuró la forma casi poética imaginando dialogar personalmente con Jesús. Por ciertos aspectos puede parecer incluso una especie de legado, de testamento, rico en espiritualidad y contenidos que remite a su encíclica Fratelli Tutti. En otros pasajes se percibe la conmoción y la confianza constante en la fe. Es también un himno a la misericordia del Salvador: "Caeré en la vida, pero con el amor podré levantarme e ir adelante, como hiciste tú que eres experto en caídas. Tu vida, de hecho, ha sido un continuo caer hacia nosotros". En las meditaciones la palabra “guerra” está presente solo dos veces, pero no por eso no se evoca el drama. Se habla de los niños que han perdido la sonrisa y de aquellos que sufren. Es fácil así imaginar Gaza, Israel, Ucrania, Siria aunque no se haga nunca mención explícita quizás para evitar las polémicas de los años pasados con repercusiones incluso diplomáticas. Había ocurrido con rusos y ucranianos. La poética de Papa Bergoglio recoge todas las lágrimas de los pobres cristos, de las mujeres víctimas de feminicidio, de quienes son golpeados por las persecuciones e incluso de quienes han sido blanco de los haters, los odiosos en las redes sociales que emiten juicios sin piedad, justo como ocurrió a Cristo a lo largo del camino del Gólgota. "Jesús muchos siguen el bárbaro espectáculo de tu ejecución y, sin conocerte y sin conocer la verdad, emiten juicios y condenas, lanzando sobre ti infamia y desprecio. Ocurre también hoy y ni siquiera hace falta un macabro cortejo, basta un teclado para insultar y publicar sentencias". Solo Verónica se hace camino entre la multitud, una mujer que va contra corriente y se compadece. "Su gesto pasará a la historia y es un gesto de consolación". A las mujeres dedica palabras intensísimas. "Jesús ¿quién te sigue hasta el final a lo largo del camino de la cruz? No los poderosos que te esperan en el Calvario, no los espectadores que están lejos, sino las personas sencillas, grandes a tus ojos y pequeñas a los del mundo. Son las mujeres a las que has dado esperanza: no tienen voz pero se hacen sentir. Ayúdanos a reconocer la grandeza de las mujeres, ellas que en Pascua han sido fieles y cercanas a ti, pero que aún hoy son descartadas sufriendo ultrajes y violencias". En este panorama de “humillados por la prepotencia y la injusticia” nadie está excluido. Todos llevamos cruces. La poesía papal sugiere el esfuerzo cotidiano de personas cualquiera. Quien experimenta en la soledad la enfermedad, quien ha tenido accidentes, quien hace cuentas con la muerte de un ser querido, pero también mide los fracasos de proyectos, el desempleo, las decepciones afectivas. Las sufrimientos sirven de hilo conductor a cómo Cristo ofrece consolación. "Tú que nos enseñas que querer bien significa socorrer a los otros justo allí en las debilidades de las que se avergüenzan. Entonces las fragilidades se transforman en oportunidades". "Ayúdanos a colaborar y caminar juntos, custodia a la Iglesia y al mundo en la paz" y la esperanza de hacer derretir tantos corazones endurecidos.
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