«La guerra en Gaza ha provocado en las opiniones públicas mundiales actitudes de división, que a veces desembocan en formas de antisemitismo y antijudaísmo». El Papa Francisco ha tomado papel y pluma para dirigir a los judíos que viven en Israel una carta de respuesta al llamado de noviembre pasado cuando más de 400 rabinos y intelectuales de religión judía, le pidieron explícitamente que denunciara al mundo «la odiosa negación de Israel y de los judíos que se está haciendo y de reafirmar el derecho de Israel a existir» y también condenar «inequívocamente la masacre terrorista de Hamas destinada a matar al mayor número posible de civiles, y distinguir esta masacre de las víctimas civiles de la guerra de autodefensa de Israel, por trágicas y desgarradoras que sean».
La respuesta del Pontífice llegó casi un mes después, apoyándose en el camino judío-cristiano basado en los documentos conciliares, asegurando naturalmente que su corazón está cerca de la Tierra Santa «y a todos los pueblos que la habitan, israelíes y palestinos, y rezo para que prevalezca en todos el deseo de paz. Quiero que sepáis que estáis cerca de mi corazón y del corazón de la Iglesia». No hay ninguna condena abierta y clara contra Hamas y el adoctrinamiento antisemita sistemático (incluso en los niños palestinos) sobre el hecho de que todos los judíos deben ser exterminados.
Francisco prefiere recurrir a fórmulas más diplomáticas y neutrales: “Junto con ustedes, nosotros los católicos estamos muy preocupados por el terrible aumento de los ataques contra los judíos en todo el mundo. Esperábamos que “nunca más” fuera un estribillo escuchado por las nuevas generaciones, y sin embargo ahora vemos que el camino a seguir requiere una colaboración cada vez más estrecha para erradicar estos fenómenos (...) No puedo más que reiterar lo que mis predecesores han afirmado claramente en varias ocasiones: la relación que nos une a ustedes es particular y singular, sin oscurecer, por supuesto, la relación que la Iglesia tiene con los demás y el compromiso también con ellos. El camino que la Iglesia ha comenzado con ustedes, el antiguo pueblo de la alianza, rechaza todas las formas de antijudaísmo y antisemitismo, condenando inequívocamente las manifestaciones de odio hacia los judíos y el judaísmo, como un pecado contra Dios”.
Finalmente, el pontífice asegura oraciones por el regreso a casa de los 130 rehenes (incluyendo decenas de niños) que todavía están en manos de los terroristas, secuestrados durante el pogromo del 7 de octubre. «También quiero añadir que nunca debemos perder la esperanza de una paz posible y que debemos hacer todo lo posible para promoverla, rechazando cualquier forma de derrotismo y desconfianza».
El mensaje del Papa Francisco ha sido muy apreciado por el Comité Judío Americano en un momento tenso en las relaciones entre judíos y católicos. La carta está dirigida a los judíos traumatizados por la masacre del 7 de octubre, sus consecuencias y la necesidad de traer a casa a todos los rehenes por los que el papa ofrece sus oraciones. Igualmente importante en el mensaje es haber abordado la explosión de antisemitismo condenado como un pecado».
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