Papa Francisco en el foco: entre la salud y las controversias internas de la Iglesia

Papa Francisco en el foco: entre la salud y las controversias internas de la Iglesia
by Franca Giansoldati
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jueves 28 marzo 2024, 10:05

Papa Francisco bajo los reflectores: con la misa del Crisma celebrada en la basílica vaticana ha iniciado el período litúrgico del año más intenso, aquel en el que se concentran larguísimos y agotadores ritos, llegando al clímax el domingo con la misa de Pascua en la plaza de san Pedro. Todos los ojos están puestos en su salud después de la debilidad del domingo pasado, en el rito de las Palmas, cuando omitió completamente la homilía sin dar ninguna explicación, probablemente para acortar su estancia en la plaza en un día ventoso y frío. En los días siguientes se presentó más fortalecido, en evidente recuperación tanto que fue capaz incluso de caminar por un breve tramo sin la ayuda del asistente y leer por completo largas alocuciones. Sin embargo, los temores por el pontífice de ochenta y siete años permanecen en el fondo. Para él, los problemas de estos meses no están vinculados exclusivamente a su estado físico que desde hace tiempo ha puesto en vilo a la curia vaticana: lo que causa dolores de cabeza es la laceración interna en la Iglesia causada por el documento más divisivo y problemático que haya sido emitido en los últimos cincuenta años, la Fiducia Supplicans, la declaración que ha dado luz verde a todos los párrocos y obispos del mundo a bendecir parejas gay y que, por esta razón, ha causado una reacción nunca vista por parte de enteros episcopados decididos a no seguir las directrices vaticanas, definiéndolas un acto contra la sagrada escritura, la tradición, el magisterio. Para algunos cardenales ese texto elaborado por el Dicasterio de la Fe y por el fiel cardenal argentino Fernández detrás del placet papal roza la herejía.

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En la misa del Crisma en la que se bendicen los óleos santos que luego se utilizarán durante el año para varias celebraciones sacramentales, Papa Francisco parece tomar nota de las “polémicas” que sacuden el cuerpo eclesial. Y a los sacerdotes presentes ofrece algunas reflexiones tomadas de las "Imitaciones de Cristo", célebre texto seguido por siglos por hordas de clérigos. El Papa pide no dar “juicios despectivos sobre quien no cree, sino amor y lágrimas por quien está lejos. Las situaciones difíciles que vemos y vivimos, la falta de fe, los sufrimientos que tocamos, en contacto con un corazón contrito no suscitan la resolución en la polémica, sino la perseverancia en la misericordia”.

Una frase que, aunque no contextualizada de manera específica dentro de la controversia sobre las parejas gay, puede ser perfectamente interpretada también en esa clave. “Cuánto necesitamos ser libres de durezas y recriminaciones, de egoísmos y ambiciones, de rigideces e insatisfacciones, para confiarnos y confiar en Dios, encontrando en Él una paz que salva de toda tempestad. Adoremos, intercedamos y lloremos por los demás: permitiremos al Señor realizar maravillas. Y no temamos: ¡Él nos sorprenderá! Nuestro ministerio se beneficiará. Hoy, en una sociedad secular, corremos el riesgo de ser muy activos y al mismo tiempo de sentirnos impotentes, con el resultado de perder el entusiasmo y ser tentados de dejar de remar, de cerrarnos en la queja y hacer prevalecer la magnitud de los problemas sobre la grandeza de Dios. Si esto ocurre, nos volvemos amargos y punzantes” afirma Francisco en la homilía que ha preparado y que lee sin problemas. “Pero si en cambio la amargura y la compunción se dirigen, en lugar de al mundo, al propio corazón, el Señor no deja de visitarnos y levantarnos. Como exhorta a hacer la Imitación de Cristo: “No cargues dentro de ti los asuntos de los demás, ni siquiera te entrometas en lo que hacen las personas más destacadas; más bien vigila siempre y en primer lugar sobre ti mismo”.

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Como cada Jueves Santo por la tarde, Francisco estará en Rebibbia, en la sección del cárcel femenino, para celebrar la misa in Coena Domini con el tradicional rito de lavado de pies a doce detenidas que simbolizan a los apóstoles. Se trata de la Última Cena que Jesús tuvo con sus apóstoles antes del arresto y la condena a muerte. Los cuatro Evangelios relatan que Jesús, acercándose la fiesta de los Ázimos, es decir, la Pascua judía, envió algunos discípulos a preparar la mesa para la cena ritual, en casa de uno de sus seguidores.

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