Lory Del Santo ha vivido mil vidas, entre dramas y renacimientos. En los años ochenta conoció a Eric Clapton, con quien tuvo un hijo, Connor: «Cuando nació fue realmente el día más hermoso de mi vida. Inolvidable», contó al Corriere della Sera. Connor murió trágicamente en Nueva York el 20 de marzo de 1991: cayó al vacío desde una ventana accidentalmente dejada abierta en el piso 53 del rascacielos en el que vivía con su madre. Tenía cuatro años y medio. En el momento de la muerte de Conor, Lory Del Santo ya había dejado a Clapton. «En nuestra historia no había nada normal, pero no me importaba. Cuando el niño nació, lo tomó en brazos y dijo: "Soy padre"».
El suicidio de Loren
Como madre, Lory tuvo que enfrentar otra pérdida imposible. El suicidio de su otro hijo Loren, fruto de su relación con un hombre del que durante mucho tiempo no quiso revelar la identidad (luego reveló en 2020 que se trataba de un alemán, Dennis Schaller). Loren se suicidó en 2018, a los 19 años. «Con él fue diferente, psicológicamente sufrí menos porque entendí que no había entendido nada. Loren estaba enfermo y nadie se había dado cuenta. Para mí era especial, nunca me molestaba, no perturbaba, no hacía preguntas. Quizás, dado que no se podía curar, fue mejor así. Era un ángel destinado a volar al cielo».
El otro hijo, Devin
Tampoco con Devin, su segundo hijo, la relación es fácil: «Para mí es un enigma, es el único que me llama Loredana. Cambió mucho desde lo que pasó con Loren: vivían juntos, lo marcó mucho. Ahora se ha recluido en casa, no quiere salir. Pero tiene derecho a vivir como quiera».
Los hombres
Muchas relaciones, pero también leyendas construidas alrededor de su personaje de femme fatale. «Adnan Khashoggi, por ejemplo: un scoop que ayudé a crear alimentando a una periodista de Novella 2000», cuenta. Sin embargo, fue real la relación con Gianni Agnelli: «Una relación de dos años, sin sexo». ¿Craxi? «Intentó cortejarme, pero tenía demasiadas mujeres». Y luego el relato sobre Sergio Leone. «Estaba filmando C'era una volta in America con Robert De Niro y fui a su oficina en el Eur con mi book para pedirle un pequeño papel. Él hojeó las fotos, luego desapareció en otra habitación y me llamó. Fui y me lo encontré desnudo. Había una cama matrimonial. Me abrazó y yo le dije: no, lo siento, mira, me alegra estar aquí, eres muy amable, pero tengo que irme. Dentro de mí pensaba: ¡pero si ni siquiera me has ofrecido un papel!».
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