Corviale, Pantano, Anzio. Apuñalamientos, tiroteos entre jóvenes, feminicidios, bandas que proliferan y siembran inseguridad entre los romanos. La Diócesis de Roma ha decidido asumir la preocupación que surge de las parroquias periféricas, de donde provienen informes informales de los párrocos cada vez más detallados e inquietantes. El malestar general causado también por el crecimiento de la pobreza en los estratos más bajos de ingresos ha sido medido recientemente por el Papa, en sus visitas a algunas áreas diocesanas. En un comunicado, el Vicariato ha resumido el llamado al Ayuntamiento de Roma y al Ministerio del Interior: 'Las instituciones, encargadas de la seguridad de los barrios y de las políticas sociales, así como la sociedad civil en sus múltiples componentes y nuestras propias comunidades cristianas, están invitadas a un serio discernimiento y a una atención puntual para hacerse cargo de las numerosas dificultades que sufre nuestra ciudad'.
La nota difundida esta mañana marca un paso importante. En el pasado, raramente se han registrado posiciones tan explícitas, signo de un clima social que, según la Iglesia, está cambiando. 'El escenario es cada vez más inquietante en Roma y sus alrededores. Demasiada violencia, demasiadas víctimas, a menudo muy jóvenes. Muy a menudo en nuestra ciudad, las disputas se resuelven con armas en la mano. Los hechos de los últimos días requieren una asunción decidida de responsabilidad y una colaboración efectiva entre las diferentes agencias educativas. Lo que ha sucedido es muy grave y no podemos rendirnos ante tanta ferocidad; no podemos permanecer en silencio ignorando tales delitos'.
Desde hace tiempo, la Iglesia a varios niveles insiste en fortalecer las áreas educativas, para evitar que los jóvenes crezcan en la calle sin tener estructuras y apoyos adecuados, especialmente si provienen de familias en dificultades. 'La Iglesia de Roma en estos años se ha esforzado en contrarrestar las desigualdades, con el compromiso llevado a cabo por Caritas, las parroquias y muchas asociaciones en el territorio. ¡Pero ciertamente esto no es suficiente! La vida es un don de Dios y ya es hora de que nuestras buenas intenciones, ya expresadas en el pasado en circunstancias similares, se conviertan en expresiones concretas de la cultura de la vida. Decididamente decimos 'no' a la violencia'.
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