El agua es el elemento esencial por excelencia: en Occidente está al alcance de todos los ciudadanos sin limitaciones y se da por sentado, mientras que en otras zonas del mundo sigue siendo fuente de privaciones, sufrimientos e incluso de guerras por el control hídrico. Según el nuevo Informe Mundial del Agua de las Naciones Unidas, alrededor de 2,2 mil millones de personas no tienen acceso a agua potable limpia. Aproximadamente 3,5 mil millones deben prescindir de los servicios básicos de saneamiento. En el informe recién publicado, la ONU solicita que todas las personas en todo el mundo puedan tener acceso al agua limpia y a los servicios de saneamiento para el 2030. La mayoría de las personas afectadas por esta carencia viven en regiones rurales de amplias áreas en África, América Latina, Asia donde la situación se ha deteriorado recientemente. La ayuda al desarrollo global ha disminuido un 15 por ciento desde 2015 y hasta ahora no ha podido detener el deterioro. UNICEF luego advirtió sobre enfermedades graves causadas por la falta de agua potable limpia en las regiones en crisis. Las zonas de guerra como Yemen, Sudán, la Franja de Gaza y Ucrania también se ven particularmente afectadas por la escasez de agua.
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Donde el suministro de agua y saneamiento ha colapsado, el riesgo de enfermedades está en aumento, especialmente las infantiles. Unos 19 millones de personas en Sudán, incluidos 7,4 millones de niños, no tienen un acceso seguro al agua. El número de casos sospechosos de cólera se ha más que duplicado en enero alcanzando los 10.000.
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Según el informe de las Naciones Unidas, la escasez de agua también aumentará en el futuro en los países occidentales donde el recurso actualmente todavía está disponible en abundancia. Las principales razones de esto son el crecimiento de la población y el cambio en los hábitos de consumo. La agricultura sigue consumiendo más de dos tercios del agua del mundo, pero el salto en el consumo es responsabilidad principalmente de la industria y las familias privadas.
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Agregar otros elementos dramáticos son los efectos visibles del cambio climático que está causando condiciones climáticas extremas con sequías o inundaciones más intensas. Como resultado, la escasez de agua inevitablemente aumenta las tensiones entre las poblaciones afectadas, provocando incluso micro conflictos locales, por ejemplo, alrededor del Lago Chad, en África, donde varias comunidades han tenido que huir convirtiéndose en refugiados climáticos. Los conflictos, según la ONU, podrían evitarse o al menos minimizarse con infraestructuras hídricas sostenibles.
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El Papa Francisco se está enfocando en esta emergencia: lo hizo en 2015 con la encíclica Laudato Si, promoviendo encuentros entre científicos y hablando cara a cara con Jefes de Estado y durante las audiencias generales. «Pensemos en el agua, el agua es algo hermoso, el agua es muy importante, nos da la vida, el agua nos ayuda en todo, pero para explotar los minerales, como se contamina el agua y se ensucia la creación y se destruye la creación, este es solo un ejemplo hay muchos más» ha repetido en varios encuentros públicos. Durante su viaje a Japón, hace tres años, advirtió sobre el riesgo de una guerra mundial por el control del oro azul.
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