La crisis de natalidad en Italia y el llamado a la esperanza de Papa Francisco

La crisis de natalidad en Italia y el llamado a la esperanza de Papa Francisco
by Franca Giansoldati
4 Minutos de lectura
sábado 11 mayo 2024, 06:50

Si el número de nacimientos es el indicador de la esperanza de un pueblo, entonces los italianos tienen muy poca confianza en el futuro. En cierto modo es como estar en guerra. Y quizás también por eso les viene natural el paralelismo arriesgado entre los anticonceptivos y las armas. «Los primeros destruyen la vida, los otros impiden la vida». Papa Francisco sube al mismo escenario donde, el día anterior, un grupo de manifestantes ruidosos había impedido que la ministra pro-vida Eugenia Roccella terminara el discurso preparado para los Estados Generales sobre la Natalidad.

Francisco se presenta en silla de ruedas, toma asiento en el estrado echando un vistazo a la primera fila, asegurándose de que no hubiera ningún político. A su lado está Gigi De Palo, el presidente de la fundación que desde hace cuatro años da vida a un festival contracorriente, creado para estimular a los gobiernos de cualquier color. Por otro lado, se necesitarían herramientas efectivas y no solo buenos proclamas para revertir el curso suicida de las cunas vacías. Con gran cortesía, Bergoglio destaca inmediatamente cuánto necesita Italia creer en la vida.

LA CRISIS Enumera datos y hace ejemplos, arrancando aplausos especialmente cuando es interrumpido por la mascota de la mañana, una hermosa niña de pocos años con síndrome de Down que le sonríe magnéticamente. «Sin niños un país pierde su deseo de futuro. En Italia, por ejemplo, la edad media es actualmente de cuarenta y siete años y se siguen registrando nuevos récords negativos».

Unos minutos antes De Palo, al anunciar a la estrella invitada del festival, había interpretado un desesperado llamado bipartidista al mundo político a salir de la usual «diatriba derecha-izquierda que nos está destruyendo con categorías desgastadas ya que en la natalidad debemos hacer equipo mientras que las polémicas son solo una gran excusa y nos alejan unos de otros».

Naturalmente, Francisco asiente. Sabe bien que los jóvenes evitan tener hijos por diversas razones. Está el miedo al futuro, la percepción de inadecuación, el trabajo precario. Sin contar que las chicas se ven obligadas a dejar el trabajo después del primer hijo, imposibilitadas de elegir entre la legítima aspiración a la maternidad y la profesión. «Se necesita un compromiso mayor por parte de todos los gobiernos, para que estén en condiciones de realizar sus sueños. Se trata de implementar opciones serias y efectivas a favor de la familia. Por ejemplo, poner a una madre en la condición de no tener que elegir entre trabajo y cuidado de los hijos; o liberar a muchas parejas de la carga de la precariedad laboral y la imposibilidad de comprar una casa».

Una vez más, como ha hecho desde hace tiempo, Bergoglio reprende a quienes tienden a refugiarse en una dimensión cómoda, egoísta y poco abierta a la vida, prefiriendo soluciones menos comprometidas. «El egoísmo nos hace sordos a la voz de Dios, que ama primero y enseña a amar, y a la voz de los hermanos que están a nuestro lado; anestesia el corazón, nos hace vivir de cosas, sin entender más por qué; induce a tener muchos bienes, sin saber ya hacer el bien. Y las casas se llenan de objetos y se vacían de hijos, convirtiéndose en lugares muy tristes. No faltan los perritos, los gatos..., estos no faltan. Faltan los hijos». Arranca muchos aplausos del pueblo pro vida, y aún más cuando hace el paralelo entre los anticonceptivos y las armas. «Los primeros destruyen la vida, los otros impiden la vida. Y estas son las inversiones que dan más rendimiento. ¿Qué futuro nos espera? Es feo». En este cuadro de crudo realismo, la visión propuesta sigue siendo la de no resignarse ni permitir que la resignación se convierta en una excusa para permanecer inactivos, no hacer nada. Insiste luego en el concepto de la visión a largo plazo, sembrar hoy para cosechar mañana.

RESISTENCIA

En el escenario azul coronado por una inscripción: «Estar presentes, más jóvenes y más futuro» hay un coro de jóvenes que antes de dejarlo ir comienzan a entonar el éxito de Mr Rain, «Caminaré a un paso de ti, y si tienes miedo entonces apriétame la mano porque somos invencibles juntos». Bergoglio vuelve a su silla de ruedas. Una última mirada y una sonrisa. «Sé que para muchos de ustedes el futuro puede parecer inquietante, y que entre la baja natalidad, guerras, pandemias y cambios climáticos no es fácil mantener viva la esperanza. Pero no se rindan, tengan confianza, porque el mañana no es algo inevitable: lo construimos juntos, y en este juntos primero encontramos al Señor. No nos resignemos a un guion ya escrito por otros».

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