Las encuestas parecen dar la razón a Papa Francisco cuando «decidió ampliar el concepto de bendición fuera del contexto litúrgico para desarrollar su riqueza pastoral». Los sondeos realizados sobre la aceptación de las bendiciones a parejas gay muestran porcentajes cercanos al 75 por ciento entre los jóvenes menores de 35 años. Solo un mínimo porcentaje está en contra. Después de meses de feroces críticas internas en la Iglesia por la publicación del muy controvertido Fiducia Supplicans, el cardenal Manuel Fernandez, prefecto del Dicasterio de la Fe, quiso desahogarse durante la conferencia de prensa de un nuevo documento papal, esta vez dedicado a los derechos humanos, para aclarar que nunca antes un documento papal había recibido tanta atención. La Fiducia Supplicans, de hecho, en estos meses ha alcanzado el récord de aproximadamente 7 mil millones de visualizaciones en la web. «¿De cuántos otros documentos ni siquiera recordamos el nombre?» repitió. Fernandez no quiso revelar quién realizó las encuestas. Fue conciso: «fueron realizadas por agencias fuera del Vaticano y las compartieron».
Las bendiciones a parejas gay, añadió, «no justifican, no santifican, no aprueban y no consagran nada: son solo una oración del ministro para expresar la ayuda de Dios a estas personas para continuar viviendo. Estas bendiciones pastorales, que están fuera de un contexto de carácter litúrgico, no exigen una perfección moral para ser recibidas. Si la aplicación práctica puede ser diferente, dependiendo de los diferentes obispos, lo que se sostiene de todos modos es que hay estos tipos de bendición que no tienen los mismos requisitos del contexto litúrgico».
Sobre las polémicas: «A algunos ministros esto no les gusta - subrayó -, pero Papa Francisco quiso ampliar nuestra comprensión, y él tiene el derecho de hacerlo. Se trata de una cuestión menor, en comparación con las contenidas en la Declaración que presentamos hoy, pero es algo que no estaba explícito en el magisterio». Por supuesto, el Papa «nunca habla ex cathedra, y no querrá crear un dogma de fe o una declaración definitiva», aseguró Fernandez. Más bien «solo quiere guiar e iluminar a la Iglesia como corresponde a su rol».
Fernandez luego dejó claro que el «matrimonio gay no parece aceptable». Lo que interesa a la Iglesia es su dignidad humana. Así recordó que en muchos países del mundo hay leyes que criminalizan la homosexualidad con penas ejemplares, incluso con la pena de muerte. Por ejemplo, en Uganda donde recientemente se ha endurecido la legislación con la introducción de un delito específico, la homosexualidad agravada. «Son leyes inicuas». También se dijo «horrorizado» cuando leyó la reacción favorable y de apoyo de grupos católicos de acuerdo con ciertas penas ejemplares para los homosexuales. «El Vaticano está por la despenalización». En cuanto a los cambios en el Catecismo en la parte relativa a la homosexualidad, Fernandez espera que se pueda encontrar una expresión más clara que la que aparece ahora y que está en el centro de muchas protestas: «una actividad intrínsecamente desordenada».
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