Hacia una reforma del Colegio Cardenalicio: La visión de Kasper para una Iglesia descentralizada

Sería necesaria una reforma del Colegio Cardenalicio para asignar tareas más decisivas a los cardenales de las diferentes áreas regionales. África, Asia, Oceanía, América Latina, Europa. Es la idea de revisión estudiada por el teólogo Walter Kasper, un cardenal alemán ya no elector pero muy escuchado por Francisco. Él está convencido de que se deben revisar las tareas de este organismo porque en estos años de enormes cambios, bajo el impulso de Bergoglio, se ha iniciado un importante camino de descentralización mediante la aplicación del concepto de sinodalidad. Justamente este factor, explicó durante una conferencia en Salzburgo, impondría un paso adicional y una reforma radical al Colegio Cardenalicio. Kasper piensa que sería posible revitalizar la antigua tradición de la Iglesia primitiva que podía contar con Concilios provinciales y plenarios capaces de enfrentar la diversidad de culturas y áreas de referencia. "Esperamos tener a Francisco por algunos años más, sus sucesores completarán sus reformas", dice el cardenal Kasper. Así, a los cardenales podría asignárseles una nueva función, la de presidir Concilios plenarios de su área geográfica, además de ser representantes de las Iglesias locales. De esta manera se crearía en la curia una especie de sistema bicameral compuesto por el Sínodo de los obispos y el Consejo de cardenales. Kasper ha ilustrado el proyecto en la conferencia con una intervención titulada: "Los cardenales al servicio de la Iglesia y del papado" según una reconstrucción hecha por la agencia católica KNA. Papa Francisco, el cardenal Kasper: el pontífice quiere controlar su sucesión. Kasper ha partido de lejos, trazando la historia turbulenta del cardinalato y destacando que sus responsabilidades siempre han estado sujetas a grandes cambios. La función de los cardenales está arraigada en la liturgia como signo de la unidad de la Iglesia aunque durante la Edad Media su función se volvió cada vez más politizada, en manos de las tramas de las poderosas familias romanas. En la época moderna, en cambio, los cardenales se han convertido progresivamente en funcionarios de la curia. Según Kasper, su función de liderazgo eclesiástico fue redescubierta especialmente bajo el pontificado de Juan XXIII y luego con el Concilio Vaticano II (1962-1965). Una nueva era se ha concretizado con figuras como los cardenales Augustin Bea, Julius Döpfner, Giovanni Battista Montini y Franz König. Hoy, con una Iglesia tan multifacética, según Kasper, es necesario volver a los orígenes del Colegio cardenalicio.