Ciudad del Vaticano - Contrariamente a la tendencia en Alemania o Francia donde los fieles se movilizan indignados para pedir al Vaticano la remoción de aquellos obispos que han trasladado a sacerdotes pedófilos a otras diócesis para protegerlos, en Italia las cosas parecen ir al revés. Lo demuestra el caso clamoroso de Enna. En estos días está causando escándalo la increíble 'guerra' de peticiones desatada en la diócesis siciliana donde acaba de ser arrestado por las fuerzas del orden un joven sacerdote. La acusación es grave, habría abusado de un menor que le había sido confiado “por razones de instrucción y educación en la religión católica”, según se lee en un comunicado de la Comisaría de Enna.
La historia - Tras este arresto, la Fiscalía siciliana también ha lanzado un llamado para alentar a otras víctimas a no tener miedo y denunciar. En el momento de los abusos, el niño tenía solo 16 años. La pesadilla comenzó en 2009 y continuó hasta 2013. De la orden de aplicación de la medida cautelar al sacerdote se lee claramente que el obispo Rosario Gisana era consciente de estos abusos y, a pesar de la protección del menor, hacia finales de 2019, había enviado al presunto pedófilo a otra diócesis - Ferrara - quien no solo continuó estando en contacto con otros jóvenes sino que posteriormente fue incluso ordenado sacerdote por la Iglesia de Enna.
La investigación - En la orden se lee: “La sospecha de una desviación sexual parece ser compartida por el mismo obispo Gisana que, tras la noticia de los hechos denunciados por la víctima, dispuso el traslado del investigado a Ferrara también con el fin de iniciarle un camino psicoterapéutico. Por otro lado, la investigación ha demostrado ampliamente cómo los hábitos sexuales del investigado han sido y son aún caracterizados por notas de perversión. Del análisis del contenido del ordenador del religioso se ha descubierto, de hecho, que este suele navegar de manera sistemática y maniática, a cualquier hora del día y de la noche, en promedio 60 veces al día durante los últimos diez meses, en innumerables sitios pornográficos, identificables con la palabra clave 'teen' y que más recientemente ha tenido relaciones homosexuales con dos jóvenes de apenas 19 años”.
Las peticiones - Después del arresto del sacerdote en la diócesis de Enna, se han lanzado en la web dos peticiones antitéticas que rebotan de un sitio a otro en busca de inscripciones. La primera es de solidaridad con el obispo Gisana para defenderlo de la acusación de haber encubierto y trasladado al sacerdote abusador.
Bajo una foto en la que se ve a Gisana abrazando al Papa Francisco, se lee que frente a los ataques “instrumentales por parte de bloggers, tendientes a denigrar y desacreditar la labor del obispo en el caso del sacerdote Giuseppe Rugolo, la diócesis de Enna-Piazza Armerina quiere cerrar filas en torno a su pastor para mostrarle cercanía y solidaridad”.
La segunda petición, en cambio, siempre difundida a través de canales web, de signo opuesto, invita al Papa Francisco a abrir los ojos y tomar medidas contra este obispo que, a pesar de haber sabido por una de las víctimas - en 2014 - que había violencia de por medio, igualmente trasladó al sacerdote al Norte con la justificación de someterse a tratamientos. “Que el Vaticano sea coherente con la voluntad del Papa Francisco y remueva al monseñor Gisana” se lee en la petición.
La primera denuncia llegada a la diócesis de Enna efectivamente dio lugar a una investigación previa por parte de los órganos eclesiásticos y fue asignada a dos sacerdotes del tribunal de Palermo, aunque no produjo ningún resultado y terminó en nada por falta de competencia. El sacerdote en cuestión en ese momento aún era seminarista.
Sin embargo, en enero de este año, a la presunta víctima se le ofreció por parte de la diócesis de Enna dirigida por el obispo Gisana, a través de Caritas, 25 mil euros como posible compensación.
Papa Francisco - Hoy mismo, en relación a obispos encubridores, ha llegado la noticia de que Papa Francisco ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la Diócesis de Porto-Santa Rufina de monseñor Gino Reali. El obispo - que tiene 73 años, dos menos que la edad canónica de jubilación - en una carta a los fieles de su diócesis habla de "condiciones de salud" que no permiten continuar, "el servicio activo". Sin embargo, cabe recordar que la diócesis que él dirigía estuvo involucrada en un conocido caso de pedofilia, el de don Ruggero Conti, y monseñor Reali fue acusado por las víctimas precisamente de favorecimiento.
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