El Vaticano quiere enviar un mensaje global, fuerte y claro a todos los ambientalistas que tienen la intención de protestar contra el cambio climático recurriendo a acciones llamativas contra las obras de arte custodiadas en el pequeño estado pontificio. Puede resultar muy costoso. La Corte de Apelaciones del tribunal vaticano confirmó la condena del 12 de junio pasado para los dos activistas de Última Generación a nueve meses, con pena suspendida, y 28.148 euros de indemnización por daños, más los costos procesales y de secretaría, por la protesta ocurrida en los Museos Vaticanos en agosto de 2022. Los dos activistas se habían pegado con Attack al precioso basamento de mármol que sostiene el 'Laocoonte y sus hijos'. Un gesto llamativo, filmado y difundido en el mundo para captar la atención sobre el calentamiento global, originando un inevitable debate sobre si se puede considerar como mero vandalismo, o una protesta no violenta justificada por una perspectiva catastrófica para la humanidad.
'Yo y Guido hicimos esta acción impulsados por amor y cuidado, absolutamente sin violencia. ¿Qué es la violencia? ¿Es permanecer indiferentes ante la devastación, o es buscar una forma de llamar la atención para que el desastre sea contenido? Nunca tuvimos la intención de causar daño, sino de lanzar un grito de alarma', dijo la activista Ester Goffi.
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Ester Goffi, estudiante de historia del arte de 28 años, y Guido Viero, operador sanitario de 62 años durante las primeras audiencias en primer grado habían explicado a los magistrados vaticanos que solo querían instar a los líderes mundiales a actuar contra el cambio climático, mientras una amiga los filmaba con el celular. La estatua no fue demasiado dañada aunque la limpieza del mármol debido a la cola sintética permeada no fue una tarea fácil.
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El responsable del restauración, Guy Devereux explicó cómo fue necesaria una semana de trabajo, 'menos de lo esperado', para restaurar el basamento, realizado en 1815, que los Museos Vaticanos consideran aún parte integral del grupo escultórico. Sin embargo, según Devereux, la superficie en los puntos donde se puso la cola estaba manchada, 'blanqueada y corroída' y fue retocada 'para uniformar el color'. Para todos la acusación fue de vandalismo.
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Los activistas pertenecen al movimiento 'Última Generación' responsable de varios actos contra importantes sitios artísticos e históricos en Italia. Habían tomado como objetivo esa obra: 'porque Laocoonte trató de advertir a sus conciudadanos de Troya del desastre que estaba por suceder y no fue escuchado. También nosotros queremos abrir los ojos, pero el mundo no entiende que si no se cambia de rumbo vamos hacia la catástrofe'.
En un comunicado el movimiento Última Generación considera 'el ensañamiento de la Ciudad del Vaticano hacia los activistas climáticos una sorpresa'. El movimiento continúa, sin embargo, 'reconociendo en el papel del Papa Francisco una de las voces más valientes y fuera de lo común en cuanto a la sensibilización de las personas respecto a la emergencia climática'.
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