Giovanna Pedretti está ocupada con el final del servicio de almuerzo en su pizzería en Sant'Angelo Lodigiano cuando responde al teléfono. Tiene poco tiempo entre un pedido y otro para explicar por qué escribió a un cliente que en una reseña en línea se había quejado de los vecinos «gay» y de un «chico en silla de ruedas» para no volver a su local «a menos que recupere los requisitos humanos que le faltaron». «Mire - explica a la Ansa entre un pedido y otro Giovanna - normalmente no respondo a las reseñas, pero cuando vi estas palabras, pensé que la madre de un niño discapacitado podría leerlas y el val Brembana que hay en mí se desbordó».
La reseña conservada con una captura de pantalla
Una postura clara que también aprecia la ministra de Discapacidad Alessandra Locatelli. «Gracias de corazón - escribe en Facebook dirigiéndose también al otro propietario del local, Nello - porque no permanecieron en silencio ante una actitud despreciable y vil. Gracias porque son dos personas serias y atentas al prójimo». «Me pusieron a comer al lado de unos gays. No me di cuenta de inmediato porque estaban compuestos, y un chico en silla de ruedas que comía con dificultad» es la queja del usuario que provocó la reacción de Giovanna. «Lo siento, pero no me sentí cómodo. Lástima porque la pizza era excelente y el postre era genial, pero no volveré». La reseña, de este verano, fue luego borrada pero la mujer guardó la captura de pantalla con la crítica y su respuesta y ayer la publicó en la página de Facebook de la pizzería.
La noticia recorre la red
Inmediatamente, la noticia, retomada en las páginas locales del Corriere della Sera, ha dado la vuelta a la red. «Quería hacerle saber que nuestro local está abierto a todos y los requisitos que pedimos a nuestros huéspedes son la educación y el respeto hacia todos. Sus palabras de desprecio hacia los huéspedes que no me parece que le hayan molestado - escribió la dueña de la pizzería Le Vignole, que durante años ha organizado una iniciativa de pizza suspendida para los chicos discapacitados y sus familias - me parecen una maldad gratuita y bastante desagradable». «Quiero subrayar también que no pasó desapercibida su mirada molesta incluso hacia un chico en silla de ruedas... Dicho esto, frente a estas bajeza humanas y de mal gusto... creo que nuestro local no es para usted - añadió - No seleccionamos a nuestros clientes en base a su orientación sexual y mucho menos a su discapacidad. Le pido amablemente que no vuelva a menos que recupere en sí mismo los requisitos humanos que le faltaron en su actitud».
Las reacciones en las redes sociales
Las reacciones no se hicieron esperar: más de doscientos los comentarios debajo del post, todos de aplauso, cientos y cientos de me gusta. «No, en la pizzería no han llegado más clientes, pero eso no es lo que me interesa - explica Giovanna - Me gustaron las llamadas, incluso desde lejos, por ejemplo la familia de un chico discapacitado desde Sicilia. Repito, normalmente no respondo a las reseñas, pero ante estas palabras mi conciencia dijo no. No tengo familiares discapacitados pero ¿por qué si algo no nos afecta de cerca tenemos que mirar para otro lado? Necesitamos eliminar la mentalidad retrógrada y poner educadamente a quien la expresa en un rincón».
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