Dudas en el Olimpo: El Caso Dovbyk

Ya no le basta ni siquiera marcar. Las dudas sobre Dovbyk serpentean por el aire, en los bares, frente a los televisores y también en el Tre Fontane, donde al buen Artem no se le perdona nada. «Mira cómo para el balón»; «Nunca se deja ver»; «¿Es posible que nunca use su físico?»; «Madre mía, cómo corre mal»: son solo algunos de los comentarios que, en estrecho contacto con los aficionados el otro día, eran fácilmente audibles. Perplejidades legítimas, claro, siempre estamos hablando de fútbol. Todo ello, sin embargo, acompañado de esos murmullos que cuando llegan, especialmente en el Olímpico con 60 mil personas, luego es difícil deshacerse de ellos. Y poco importa que el ucraniano en su primer año en Roma haya cambiado tres entrenadores, marcado de todos modos 17 goles y el otro día, contra el Cannes, llegara de 10 días de descanso, con las piernas pesadas por las duras cargas de trabajo realizadas incluso la mañana del partido. En el tercer minuto de su primer amistoso de la temporada le bastó fallar un control para dar vida al escepticismo semi-silencioso. Que luego, a sensación, no sea el delantero ideal de Gasperini, es inútil esconderlo. Al técnico le gustan los delanteros más móviles, que se retrasan para hacer subir al equipo y que participan en la maniobra. Artem es un finalizador, un hombre de área que ataca bien el segundo palo. Así sucede que Ferguson hace su mismo partido pero la percepción es diferente. Tal vez porque el irlandés es más móvil, más agresivo en los contrastes, busca el balón, no tiene miedo de intentar el regate o la jugada (el jueves intentó el gol incluso desde su propio campo). Dependiendo de la afición, Evan ya habría superado a Dovbyk. Gasp es más cauteloso. Hay una declaración en el post-Kaiserslautern que abre una puerta para el ucraniano. Respondiendo a una pregunta sobre Ferguson, el técnico afirma: «Debemos aprender a buscarlo más en profundidad». Que pensándolo bien, es la mejor característica de Dovbyk: atacar el espacio. ¿Se le dará tiempo para intentarlo? Seguro que los rumores de una Roma que está tratando de venderlo no le ayudan. LOS OBJETIVOS Los 40 millones solicitados extraoficialmente por Massara, son una quimera también porque, habiendo sido pagado 30,5 millones más 5,5 de bonus hace apenas un año, al club romano le bastaría una propuesta de 25 para obtener ya una pequeña plusvalía. Una suma que luego se reinvertiría. El interés por Fabio Silva, considerado por muchos una solución por la izquierda, en realidad esconde por parte del director deportivo la posibilidad de alternar al portugués (que en Las Palmas jugó precisamente como delantero centro) con Ferguson. Que luego los costos se estén revelando demasiado altos y en Trigoria hayan tomado una pausa de reflexión es bastante indicativo. Porque hay que entender qué pasará con Artem. Gasperini tiene su idea. Desde hace tiempo tiene en la mira a Krstovic. Joven, ambicioso, móvil, talentoso, con un salario perfecto para los parámetros económicos que buscan en Trigoria, es un perfil que la Roma observa en silencio (consciente de que el Atalanta podría golpear). El Lecce pide 30 millones pero con un par de jóvenes la valoración podría fácilmente descender a los 25 que Massara querría obtener de Dovbyk. Al menos extraoficialmente porque oficialmente la valoración es mayor y en Trigoria creen ciegamente en el ucraniano. Ya hoy en Lens y luego los dos amistosos en Inglaterra con Aston Villa y Everton dirán algo más. El ucraniano debe enviar una señal, no tanto a la Roma o a la afición como a Gasperini. Que en su carrera ha entrenado a los delanteros más diversos (Borriello, Milito, Petagna, Pavoletti, Zapata, Højlund, Muriel, Scamacca, Retegui) sacando siempre lo mejor de ellos. ¿Es posible que solo Dovbyk, uno que hace dos años fue el máximo goleador de la Liga, no del campeonato estonio, no pueda tener una oportunidad?