«El amor por Linda y Rosa, mis dos hijas, es un gran impulso para dar lo mejor de mí en el trabajo y como persona». Y el amor por Claudia Gerini ha sido fundamental en su vida. Esencial. Incluso el amor de pareja. «Nunca tengo en mente un hombre ideal. Para mí, el amor es una entidad que te atrapa, no lo eliges, llega y te toma. Se presenta no cuando lo quieres sino cuando estás listo para recibirlo, si no estás distraído y estás allí atándote el zapato. Cuando escucho decir: no sé si lo amo, digo: entonces, no es amor; si amas, lo sabes...».
En el Corriere della Sera, en la entrevista con Candida Morvillo, la actriz sin embargo cuenta que también le han sucedido historias donde pensaba que era amor y en cambio era un engaño: «Pero, desde que era niña, he sido guiada por la pasión de mi trabajo y esto me ha permitido mantenerme alejada de situaciones que podrían hacerme sufrir». Luego agrega: «El amor propio se ha fortalecido al convertirme en madre, con la protección del núcleo, estando en un proyecto de vida más grande, pero nunca he sido autodestructiva. Siempre he tenido cuidado de no hacerme daño, quizás porque siempre he estado acostumbrada a tener una responsabilidad profesional».
Y «ya entonces, si veía los celos, huiría de inmediato. Nadie podía decirme que no haga esto o aquello, ni podía suceder que amara tanto a alguien como para renunciar a una oportunidad de trabajo por él. Nunca he puesto mi realización detrás de ningún amor. Y no podría amar a un hombre que no disfruta viéndome realizada. De hecho, tengo un radar para evitar a los narcisistas y egocéntricos».
Su primer novio a los 16 años, «mi amigo que luego me llevó al mágico mundo del amor físico». Tuvo una relación con Gianni Boncompagni («La diferencia de edad termina sintiéndose a largo plazo»), luego un coqueteo con Carlo Verdone «pero a los 25 años, tenía una vida un poco desordenada, justo como Iris Blonde. Yo quería viajar, bailar en el Dc10 de Ibiza, él estaba en una fase más reflexiva. Pero siempre hemos sido amigos y lo seguimos siendo».
Luego los padres de sus dos hijas. Por un lado Alessandro Enginoli, un gerente en traje y corbata, por el otro Federico Zampaglione, un artista. «Dos planetas muy lejanos. Fueron encuentros de almas que sacaron algo que no podía dejar de vivir. Luego, se toman decisiones, pero lo importante es seguir siendo amigos, hay que querer a los padres de tus hijos y siempre me acuerdo de lo que me enamoró de ellos».
¿Claudia Gerini ha sido engañada alguna vez? Dice que no, que no lo sabe. Y en cambio sabe muy bien que ella lo hizo: «Lo admito. Sucedió cuando el amor se había desinflado un poco, de hecho, después, nos separamos». Pero hoy «no podría nunca engañar y nunca perdonar...». Porque hoy el corazón de la actriz, que tiene más de 70 películas en su carrera, vuelve a latir...
El amor no tiene edad y hoy «estoy en una relación muy feliz y satisfactoria».
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