Se dejan todos los documentos en la entrada, se depositan los móviles y solo en este punto la guardia penitenciaria indica el camino. Por primera vez, un pabellón de arte en la Bienal de Venecia ha sido montado dentro de una prisión. La Giudecca una vez fue un monasterio, hoy alberga a 80 reclusas de diversas nacionalidades que tienen la tarea de acompañar a los visitantes en un recorrido extraordinario, capaz de transformar a quien atraviesa la pesada puerta del instituto femenino.
'Con mis propios ojos' es el título identificado por Chiara Parisi, curadora junto con Bruno Racine del Pabellón de la Santa Sede. 'Aquellos que entren deberán dejar - junto con el móvil - también muchas ideas preconcebidas', dicen. Los visitantes deben registrarse en línea con 48 horas de anticipación y enviar una copia de su documento de identidad. Podrán ver las obras expuestas firmadas por Corita Kent, Claire Fontaine, Bintou Dembélé, Simone Fattal, Claire Tabouret, Maurizio Cattelan, Zoe Saldaña y Marco Perego, todos artistas aclamados de extraordinario talento.
Chiara Parisi, directora del Centre Pompidou-Metz, y Bruno Racine, anterior presidente del Centre Pompidou y hoy director de Palazzo Grassi y de Punta della Dogana explican que ya desde el título del pabellón se quiere 'llamar la atención sobre la importancia de cómo concebimos, expresamos y construimos responsablemente nuestra convivencia social, cultural y espiritual'. El título 'Con mis propios ojos' se refiere tanto a un soneto de amor de William Shakespeare como al versículo 42.5 del Libro de Job, 'Mi ojo te ha visto'.
'El título evoca la idea poética de ver con otros ojos, sin prejuicios', explicó Chiara Parisi. 'Ver con los propios ojos confiere a la visión un estatus único, porque nos involucra directamente en la realidad y nos hace no espectadores sino testigos - explicó el cardenal José Tolentino de Mendonça - Esto es lo que une la experiencia religiosa y la artística: ninguna de las dos deja de valorar el involucramiento total y no conformista del sujeto'. 'Los artistas seleccionados han sido elegidos por su sensibilidad hacia el ser humano y por su no juicio hacia la materia humana que portan', explicó Chiara Parisi. Para realizar la mayoría de las obras del pabellón, han trabajado con las reclusas. Este no es su primer proyecto cultural. En la prisión de la Giudecca, algunas mujeres cosen y realizan cada año los trajes para el Carnaval veneciano.
La exposición comienza en la fachada exterior de la antigua capilla (la prisión era un convento). Maurizio Cattelan ha realizado aquí un fresco de grandes dimensiones de 'impacto emocional'. El artista italiano es conocido por sus obras provocativas como la instalación La Novena Hora, una estatua de cera a tamaño natural del Papa Juan Pablo II aplastada por un meteorito negro que fue presentada en la Bienal de Venecia de 2001, y más recientemente con Comedian, una banana pegada a la pared con cinta adhesiva expuesta en Art Basel Miami. Cattelan es también un artista social y espiritual que trabaja sobre personas marginadas o consideradas divisivas para la sociedad.
Los visitantes atravesarán luego un callejón interno por donde originalmente pasaban las mujeres prisioneras. En este amplio pasaje, Simone Fattal ha instalado una cincuentena de bajorrelieves en piedra volcánica sobre los cuales las reclusas han escrito poemas; luego, en el patio central, los visitantes descubrirán una instalación de Claire Fontaine, que trabaja con luces de neón para resaltar el 'Método Feldenkrais'. Los visitantes podrán moverse a la Sala de Encuentros para ver el filme realizado por la actriz Zoe Saldaña y su esposo, el director y productor Marco Perego. Por 12 minutos, el video retrata las relaciones románticas entre reclusas dentro de la prisión, con la ayuda de quince de ellas que quisieron participar en el cortometraje.
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