La Iglesia Italiana y la Política: Un Llamado a la Neutralidad

El clima político italiano es incandescente, el panorama demasiado...

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El clima político italiano es incandescente, el panorama demasiado dividido, alineado y la Iglesia corre al refugio. «Los sacerdotes formen las conciencias pero no tomen posición entre los partidos». Después de los obispos de Emilia Romaña también los obispos de Lombardía han ordenado a sus estructuras no hospedar debates electorales u otras iniciativas políticas. Teatros, cines parroquiales, salas internas serán prohibidos: las reglas son taxativas. «Las estructuras de las parroquias y de otros sujetos eclesiales no pueden ser utilizadas para la campaña electoral». No solo eso. Los candidatos que provienen de ambientes católicos y tienen cargos pastorales deben dar un paso atrás y auto suspenderse. Los obispos lombardos han firmado una disposición que ha sido difundida por todo el territorio, exactamente como hicieron hace unas semanas también los obispos de Emilia Romaña. Naturalmente, también esta vez ha sido subrayado por las jerarquías eclesiales que se anima a los laicos a comprometerse en política pero sin instrumentalizar la Iglesia y a no ser fuente de divisiones entre la comunidad eclesial. La comunidad cristiana, asociaciones y movimientos deben sentirse alentados a promover por iniciativa propia adecuados debates sobre temas sociales e iniciativas de formación para sugerir criterios de discernimiento en cada ámbito de la vida, también en el político y administrativo se lee en la carta. Las elecciones europeas y administrativas para los obispos italianos siguen siendo un ejercicio obligatorio de democracia y de responsabilidad civil que involucra a todos los ciudadanos. «La comunidad eclesial mira con estima a aquellos que, incluso sacrificando tiempo y energías personales y familiares, eligen dedicarse al bien común. Tarea de los pastores es formar las conciencias, motivar el compromiso, alentar las responsabilidades, abstenerse de tomar posiciones en el enfrentamiento entre los partidos y las personas que se presentan para recoger el consenso del electorado».

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Il Messaggero