¿La protesta de los agricultores? Para Al Bano es sacrosanta. Lo dice al Corriere della Sera mientras está en París listo para ir a cantar en una fiesta privada. «Yo soy un agricultor por dentro. Dicho esto, espero que esta ira no desborde a la francesa, como ocurrió con los 'chalecos amarillos', espero que la Unión Europea e Italia abran los ojos a una realidad que es dramática».

Dramática porque «a los que mandan en Bruselas me gustaría mostrarles las cuentas de mi empresa agrícola, poco más de 150 hectáreas, sobre todo viñedos y olivares. Si no fuera un cantante, si no llevara adelante mi actividad con los conciertos, no podría mantenerme, sería un agricultor reducido a la pobreza. Pero es un boletín de guerra, muchas empresas cierran en mi Puglia como en el resto de Italia: costos altos, ganancias irrisorias...» Un ejemplo? Fácil: «Por un kilo de achicoria al productor le pagan una miseria, sí y no 50 céntimos, pero al por menor llega a tres euros».

La protesta

Al Bano no pide nada pero «me gustaría que aquellos que legislan sin saber nada de agricultura, que deciden desde el encierro de sus oficinas, vinieran a trabajar conmigo por algún tiempo, no digo un año, bastarían un par de meses». Al Corsera quiere recordar que «el del agricultor es un trabajo muy duro, te levantas a las cuatro de la madrugada y vas a los campos con cualquier condición meteorológica: frío, calor africano, lluvia. Sin horarios, se termina cuando se tiene que terminar y luego quizás llega una granizada que arruina la cosecha...». Hoy Al Bano dedica «280 días al año para los conciertos. El resto está en los campos. Pero el pensamiento para la cosecha es constante». Luego anuncia: «Si estoy libre, quizás estaré en Roma la próxima semana. Con el tractor»